Tenía toda la intención de dedicar este blog a MUSA, el Museo Subacuático de Arte en Cancún, pero la escritura tiene caminos misteriosos que hay que tener el valor de seguir y en este caso, me atrevo a retroceder en el tiempo para compartir lo que me sucedió antes de llegar a unas esculturas sumergidas bajo el mar.

No es novedad que todos los días tenemos que tomar decisiones. Algunas sencillas, otras mucho más complicadas. Pensarán: “Ay, Karla, es obvio, no estás descubriendo el gran secreto de la vida”, y efectivamente, no es una gran revelación la que hoy comparto.

Pero, el 22 de Abril del 2019, luego de haber publicado en Facebook un asunto personal y que hasta la fecha ha sido el más exitoso en mis redes sociales, (más que los elefantes, más que los leones, más que las limpiezas de playa), es que me atrevo a profundizar un poco más en este tema sobre las malas y buenas decisiones. Recibí una enorme cantidad de mensajes privados de hombres y mujeres y la cantidad de comentarios en la publicación me dejaron sorprendida.

Así que sin más preámbulos, dedico estas palabras a todas esas personas que se encuentran en una relación en la que no son felices, son mal tratados, poco valorados o en la que hasta han dejado de ser la persona que siempre han sido, o de hacer las cosas que más les apasionan. Y les tengo una maravillosa noticia: se puede salir, de verdad. No lo digo de dientes para afuera, yo lo logré. Y esa, esa es la mejor decisión que he tomado en toda mi vida.

Aquí mi historia.

Lord Voldemort

Hace 4 años, mientras daba una conferencia para los estudiantes de IEST Anáhuac Tampico, sentí la necesidad de contarles mi más oscura historia. Conforme fui revelando mi pasado tormentoso con un hombre, los jóvenes intercambiaban miradas entre ellos y otros se daban codazos discretos que yo alcanzaba a ver desde el escenario. Muchos se identificaron.

En conferencia en la Universidad IEST Anáhuac Tampico, 2018.

En conferencia en la Universidad IEST Anáhuac Tampico, 2018.

“Esto que les comparto es muy personal, jamás lo había hecho en un escenario, pero creo que es importante que lo comparta con ustedes porque no quisiera que cometieran el mismo error que yo”, les dije.

Y entonces comencé hablar de aquél día en el que tomé la decisión de tener como pareja a un hombre que me mintió desde el primer día, y que lo peor es que siempre supe que algo no estaba bien. ¿Por qué ignoré a esa voz que me gritaba que me alejara de él? ¿Por miedo a no tener pareja?, ¿por la necesidad de sentirme querida por un hombre?, ¿porque aún estaba muy confundida con mi regreso a México?. Justificaciones, puedo dar muchas, el asunto es que me puse un velo para no ver la realidad y me equivoqué. Vaya que me equivoqué. Esta decisión trajo más malas decisiones, como un terremoto y sus réplicas. De esa primera “sacudida” en la que hice que se vinieran abajo muchas partes de mí, le siguieron más malas decisiones.

Continué mi historia mientras los jóvenes me escuchaban en silencio. Les conté del día en el que descubrí por un tercero que este hombre tenía 9 meses robándome dinero. ¿Qué hice? Se lo perdoné. Meses después el muy ladrón, (¡literal!), me propuso matrimonio. “¡¿Pero qué esperas, Karla?!, ¡dile que nooo!”, gritó esa voz interna que todo lo sabe. Le dije que sí mientras esa voz que todo lo sabe gritaba enojada en mi cabeza. Afortunadamente, semanas después le regresé el anillo de compromiso y le anuncié que no pensaba casarme con él. “¡Vaya, hasta que por fin reaccionaste!”, pensarán. Pues no, seguí con él.

El tiempo transcurrió y el señor comenzó a ser muy violento, a ponerme apodos y a burlarse de mi cuerpo. Era (o es) un bully. Sus maltratos verbales y psicológicos son algo de lo que no me gusta hablar para nada, pero que, como confesé ese día a los estudiantes, debo hablarlos. Tengo que darle un propósito, y ese propósito es: ayudar a quienes estén en la misma situación en la que yo estuve, compartir una etapa de mi vida de la cual no me siento orgullosa. No reconozco a esa Karla.

Finalmente, cuando terminé de revelar a cientos de jóvenes ésta, mi peor decisión en la vida, les dije: “y ni quiero decir su nombre… ¿qué nombre le pondré?”. Luego de un breve silencio, uno de ellos gritó: “¡Lord Voldemort!”.

Momentos después de mi conferencia en IEST Anáhuac Tampico, 2018.

Momentos después de mi conferencia en IEST Anáhuac Tampico, 2018.

Día de la Tierra

Estuve tres años con Lord Voldemort y esa, esa es completamente mi responsabilidad. Nadie me obligó a estar con él, nadie. Yo solita me permití caer presa en su trampa. Permití que me mintiera, permití que me robara, permití que me maltratara verbalmente, permití que se burlara de mi cuerpo y permití sus abusos. Eso es algo que yo me hice a mí misma, punto.

Ahora bien, todos nos equivocamos, todos. Tarde o temprano vamos a cometer un error que puede pasar inadvertido o puede cambiarnos la vida para siempre. Afortunadamente no permití que la mala decisión de involucrarme con un hombre así, cambiara el resto de mis días en esta Tierra. La tarde antes de salirme del departamento donde vivíamos, me salí a caminar mientras imaginaba mi futuro con él. Las imágenes en mi cabeza me aterrorizaron. Sentí un miedo que me dejó sin aliento. Me senté en la banca de un parque y llamé a un tío para que me prestara su camioneta. Al día siguiente, le pedí a Lord Voldemort que se sentara para despedirme de él de la manera más civilizada.

“Antes de irme quiero agradecerte que me hayas enseñado que la que se tiene que valorar aquí, soy yo. Todo este tiempo esperé que me valoraras, cuando la que tenía que valorarse desde el primer día, era yo. Gracias por abrirme los ojos… Me has dado la lección más importante de mi vida. ¿Te gustaría decirme algo?”, dije. El señor se puso de pie, reclamó que lo iba a dejar sin cubiertos y abrió la puerta para irse de mi vida para siempre.

Un par de horas después, mientras daba una conferencia a estudiantes de la preparatoria Cetis 105 en Querétaro, me di cuenta de que di el paso más importante de mi vida justamente el 22 de Abril del 2015, Día de la Tierra. Qué hermosa coincidencia.

¿Cómo logré tomar la mejor decisión?

Tomar la mejor decisión no fue fácil, para nada. Durante el último año de la relación amenacé con irme dos veces, una de ellas, me fui a casa de mi mejor amigo, pero regresé a los dos días. Así de inestable fui. “¿Me quedo? ¿me voy? ¿cambiará? ¿no cambiará? ¿y si me voy y cambia? ¿y si lo dejo y justo al día siguiente deja de ser como es?”, me preguntaba todos los días. Pero la situación no cambió, empeoró.

¡Si tan solo existiera una varita mágica con la que pudiéramos desaparecer a los villanos de nuestra vida!. Pero la realidad es que el poder no está en esa varita mágica, está en nosotros. Solamente en nosotros.

Gran revelación cuando entendí que la que tenía que cambiar era yo, no él. La que tenía que recuperar su valentía, su carácter, su empuje y amor propio ¡era yo!

Siete años y medio después…

Han transcurrido siete años y medio desde el día en el que tomé la mejor decisión de mi vida. Y me aplaudo de pie por ello. He vuelto a ser quien soy y a hacer lo que siempre amé hacer. Cuando pienso en mi futuro ya no siento terror, al contrario, siento un tremendo alivio. Con o sin un hombre a mi lado. Y lo más importante de todo esto: jamás permitiré que nadie me vuelva a tratar así. Jamás.

Quisiera demostrarles cómo cambió mi vida para bien con una lista de cosas maravillosas que comenzaron a suceder en cuanto dejé a Lord Voldemort:

1. Comencé a ganar dinero, y esta vez, para mí solita, ¡y sin que nadie me lo robara!
2. A los cuatro meses me mudé a Cancún, donde trabajé para el Museo Subacuático de Arte.
3. ¡Volví a bucear, actividad que más me apasiona en la vida!
4. Después de dos años en Cancún, me mudé a Playa del Carmen, donde trabajé para Keeping Kids in School, Asociación Civil extranjera que apoya a la educación de niños y jóvenes de escasos recursos.
5. Adopté a Malala, una perrita encantadora que amo con todas las fuerzas de mi corazón.
6. Coordiné limpiezas de playas en las que conocí a personas extraordinarias.
7. Viajé como nunca a dar conferencias a nivel nacional.
8. Di una charla en TEDx Mérida.

Y me falta lo más emocionante, pero eso se los cuento la siguiente semana en donde ahora sí prometo hablarles de MUSA, el Museo Subacuático de Arte en Cancún.

Gente Nueva Cancún 2016.

Volví con más fuerza a los escenarios. Aquí, con jóvenes de Gente Nueva, Cancún, 2016.

Busca ayuda

Sé que muchas veces nos guardamos las cosas por tratar de ser valientes o por no preocupar a las personas que nos aman. Meses después de haber pasado por esto tuve el valor de contarle a mi familia lo que pasó. Debí haber hablado con ellos antes aunque me doliera escuchar la verdad.

Callar no hace ningún bien. Habla con quien tengas que hablar, busca ayuda, pero ya. No dejes pasar más tiempo, que el tiempo no regresa. Imagina tu vida futura como yo lo hice, y si lo que ves no es lo que quieres, o peor aún, te asusta, sal de ahí lo antes posible.

Malala y yo en paddle board, 2019.

Malala y yo en paddle board, 2019.

Hazlo

Quisiera terminar este blog con la esperanza de que retomarás tu vida. Sé que el miedo nos paraliza, lo sé. Me paralizó durante casi 3 años. Si en ese entonces supiera lo que hoy sé, si en ese entonces hubiera sabido que dejarlo iba a ser la mejor decisión de mi vida, lo hubiera dejado desde el primer día que destrozó mi corazón. Mejor dicho, desde el primer momento en el que permití que destrozara mi corazón. Toma la decisión, sé feliz, recupérate. Verás que en el momento en el que decidas darte una mejor vida, todo tendrá sentido y todo lo bueno llegará a ti. Hazlo.

Con todo mi amor,

Karla