Museo Subacuático de Arte, MUSA Educación Ambiental  Mi vida salvaje

Las esculturas bajo el mar que me ayudaron a salir a flote

Sumergidas a 10 metros de la superficie, 473 esculturas de concreto marino cubiertas por corales me ayudaron a salir a flote luego de terminar una relación enfermiza.

La semana pasada compartí una de mis vivencias más difíciles. (Si se perdieron esa historia, la encuentran aquí, les recomiendo leerla para encontrarle más sentido y emoción a este blog). Y prometí que hoy sí hablaría del Museo Subacuático de Arte.

Pues bien, semanas antes de separarme de Lord Voldemort, recibí un correo de una conocida en donde me decía: “Hola, Karla, ¿conoces este museo?”. Abrí el correo para ser sorprendida por la fotografía de un buzo flotando sobre unas esculturas plantadas en el fondo del mar.

“¿Pero en dónde es esto?”, pensé. “Seguramente es en Indonesia”. Para mi sorpresa, al buscar en google “esculturas sumergidas bajo el mar”, apareció MUSA, el Museo Subacuático de Arte ubicado nada más y nada menos que en Isla Mujeres y Cancún. ¡Por fin, algo que podía darle sentido a mi vida!

Encontré el correo electrónico del Director y Co-Fundador del Museo, Roberto Díaz Abraham, (y de quien les hablaré mucho más en otro blog), en el que me presenté formalmente y propuse la intención de realizar un documental sobre el Museo.

Roberto respondió, entre otras cosas: “Puedes venir cuando quieras. Hemos tenido a la BBC, Discovery Channel y muchas televisoras más”. Y yo que pensaba haber descubierto algo desconocido… Sentí vergüenza como Mexicana por no saber de este Museo, y peor aún, ¡como la buza que presumo ser!

¿Qué hice para conocer este museo si seguía “atada” a este hombre? Pues en cuanto me separé de él, lo primero que hice con el dinero que comenzó a llegar a mi vida en abundancia, fue comprar mi vuelo para Cancún.

¡Buza al agua!

En ese entonces tenía cinco años de no tocar una cámara de video, pero para mi suerte, un querido amigo mío que estuvo navegando durante 9 meses en una balsa para hacer un documental, tenía justamente la misma cámara que yo usé durante tres años en Sudáfrica. Y no solo eso, tenía el housing, que es en donde se colocan las cámaras para sumergirlas. Le platiqué de MUSA y sin dudarlo me prestó su cámara y housing.

con cámara en mano

Cámara subacuática.

Esta es la cámara y el housing que utilicé en 2015 y parte del 2016. Fotografía: Guillermo Durán, Julio 2015.

Aterricé en Cancún con equipo de buceo, cámara, housing y tripié la madrugada del 6 de Julio del 2015. A las pocas horas fui a desayunar con Roberto Díaz. Conocerlo fue como re-conocer a una persona con la que ya había tenido una sólida amistad. El “click” fue inmediato y a partir de ese día se ganó mi corazón.

Le propuse la idea de hacer un documental en Español, aprovechar mi semana en Cancún para levantar algunas imágenes de las diferentes salas y entrevistarlo tanto a él, como a Jaime González Cano, (Director en ese entonces del Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc), y a Elier Amado Gil, artista cubano recién incorporado al equipo de MUSA.

Me notificó que todo estaba listo para que al día siguiente un amigo y yo visitáramos MUSA en Isla Mujeres, sitio en donde se encuentra la sala más grande.

Había visto tantas fotos del Museo, que quería asegurarme de que esas imágenes eran reales y no un truco de photoshop.

en punta nizuc primera vez

en punta nizuc primera vez

MUSA tiene 2 salas en Cancún. Punta Nizuc y Punta Sam. En ambas pueden apreciarse las esculturas desde la superficie, no es necesario sumergirse como en Manchones, la sala en Isla Mujeres. Aquí estoy en Punta Nizuc, Cancún. Practicar buceo libre en las salas no es permitido por el Parque Nacional.

La Evolución Silenciosa

Salimos de Cancún en una embarcación grande equipada con tanques de buceo. El paseo en esa embarcación me pareció eterno, tenía una urgencia tremenda de llegar. Cruzamos la laguna Nichupté hasta llegar a un canal rodeado de manglares. Seguimos avanzando hasta salir al mar. Alcanzaba a ver Isla Mujeres. Mi amigo Guillermo, un buzo que conozco desde el 2003, me acompañó en esta aventura.

Lo primero que me urgía ver era una pieza de Jason deCaires Taylor, escultor británico, titulada “La Evolución Silenciosa”. Esta pieza cuenta con 450 esculturas de personas reales, es decir, Jason las eligió especialmente para que fueran sus “modelos”. Modelar para Jason no es cualquier cosa. El artista los cubrió de una mezcla especial para sacar el molde (para luego ser rellenado con concreto marino), y los tuvo respirando con un popote y sin moverse durante horas. Si ellos fueron capaces de posar durante horas, apenas respirando, nada me costaba ser paciente en este paseo en barco que, para mi urgencia, avanzaba en cámara lenta.

Finalmente llegamos. Me equipé tan rápido que no se notaron los seis años que pasaron sin que tocara un tanque, un regulador y un chaleco compensador. Me lancé al agua como si debajo de mí se encontrara el tesoro más preciado del Planeta. (Que sí lo fue, y sigue siendo).

“¡¿En dónde está La Evolución Silenciosa!?” le grité con todas mis fuerzas al guía que nos daría el recorrido a Guillermo y a mí mientras esperaba que se lanzara al agua.

“¡Estamos arriba de ella!”, respondió.

El Arte de la Conservación

Este será el primero de muchos blogs sobre MUSA porque no puedo contar todo lo que trajo a mi vida este lugar con una sola publicación. Merece varios.

Pero, es importante mencionar en este primer acercamiento con MUSA, que el propósito de este lugar es conservar los arrecifes y corales de la zona. Resulta que Isla Mujeres y Cancún son destinos que reciben a millones de turistas al año. Pues estos millones de personas se lanzan al agua por primera vez en arrecifes delicados que tienen millones de años formándose.

¿Qué sucede? Por no ser buzos experimentados, no saben manejar su flotabilidad, entonces agitan los brazos y piernas como si se estuvieran cayendo a un precipicio y golpean los arrecifes por accidente. Pero, sí hay algunos que los arrancan a propósito para llevárselos como “souvenir”. El deterioro de estos arrecifes era cada vez más evidente, por lo que Roberto, Jaime y Jason propusieron la creación de este arrecife artificial/Museo para disminuir el número de turistas en los arrecifes naturales. Y funcionó.

En 2015, aproximadamente 250,000 turistas que visitaron Cancún prefirieron alejarse de los arrecifes naturales y en su lugar visitar MUSA.

Buscando en mi canal en youTube algunos de los videos que realicé sobre MUSA, encontré este, que creo que es uno de mis favoritos. Les presento los inicios de MUSA y cómo, por unas “pelotas feas” nació este hermoso museo. Roberto Díaz Abraham y Jaime González Cano, nos cuentan la historia en este video:

Este año MUSA cumple 11 años, tiempo en los que las piezas han sido “decoradas” por corales. Siempre me pareció maravilloso que en este caso, el hombre haya puesto el “lienzo”, o sea, las esculturas hechas especialmente de concreto marino, y la vida marina sea la que dé color a este lienzo. En el siguiente blog los llevaré a “bucear” conmigo para que las vean de noche, con sus colores intensos y figuras únicas.

¿Y el documental?

Durante la semana que estuve en Cancún para conocer MUSA y a todo su equipo, entrevisté a personas que hasta la fecha siguen siendo parte importante de mi vida. El documental no lo terminé, pero este blog me motiva a retomar este proyecto y no dejarlo al olvido. Mientras tanto, comparto este trailer que realicé con Manuel Hernández Stumpfhauser, un maravilloso productor y gran amigo que fue a Cancún únicamente para volar su dron sobre MUSA. Verán también las imágenes bajo el agua que logré grabar en este primer viaje.

Antes de terminar, les tengo un lindo avance del que será el próximo blog. Regresé a Querétaro luego de casi un mes de viajar porque sentí que era necesario ver a miembros de mi familia repartidos en distintos puntos. Quería recargar pilas y darle fin a mi asunto personal.

MUSA seguía dando vueltas en mi mente y en mi corazón. Me sentía ajena a Querétaro, donde trabajaba como vendedora de unos departamentos, “¡¿pero qué estoy haciendo?!, ¡necesito regresar al mar, necesito regresar a MUSA!” me grité a mí misma.

Tomé el teléfono y llamé a Roberto. “Acabo de renunciar a mi trabajo en Querétaro, puedo mudarme a Cancún en cuanto me digas”… “Justamente se acaba de abrir un puesto, el sueldo es de “tanto”, ¿te animas?”… “Me animo”.

 

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